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Procrastinación: lo que hay detrás de dejar todo para después no siempre es flojera o irresponsabilidad, postergar nuestras responsabilidades tiene una motivación emocional y psicológica que debemos identificar para tratar de resolver la dilación de las tareas laborales y cotidianas y evitarnos conflictos con los demás.

El viejo dicho dice: “no dejes para mañana, lo que puedes hacer hoy”. Sin embargo, hay quienes lo hacen mañana, o pasado mañana, o quizá después… lo que ya no hicieron hoy.

Recientemente leemos en blogs y redes sociales sobre la procrastinación, una palabra que había caído en desuso, pero vuelve para recordarnos nuestra tendencia a postergar las tareas y obligaciones. Por supuesto hoy es un tema de redes sociales porque en éstas invertimos mucho tiempo evadiendo la realidad y responsabilidades, incluso más tiempo del que pasábamos viendo la televisión.

La televisión, las redes sociales, los video juegos, o cualquier otra cosa suelen ser un pretexto para evitar enfrentarnos a determinada situación. Detrás de dejar todo para después pueden esconderse emociones y estados de ánimo que, de no hacerlos conscientes, nos llevarán al constante incumplimiento de nuestros deberes y todo lo que ello conlleva.

Aunque todos dejamos alguna tarea para después por motivos diversos, hay quienes tienen la costumbre o hábito de procrastinar. Es una cuestión crónica y puede incluso manifestar un trasfondo patológico.

PERFECCIONISMO

Ciertas teorías consideran que la procrastinación se debe a la ansiedad que produce la realización de una tarea debido a la necesidad de hacerla de manera perfecta. Se cree que el perfeccionismo es una causa de demorar de nuestros quehaceres. De acuerdo a ello, hay quienes se paralizan ante la idea de concretar proyectos o actividades; aunque después esta demora les cobre con frustración y contrición.

HEDONISMO

Por otra parte, se considera que la procrastinación es producto de una búsqueda de satisfacción inmediata vs. una satisfacción a largo plazo. Por ello realizamos tareas que nos causan un placer inminente, que de momento nos hacen sentir bien, y postergamos aquellas que nos resultan engorrosas.

No obstante, luego de evitar una tarea las personas se sienten estresadas pues, por no haberlas cumplido a tiempo tendrán que trabajar bajo presión; además retrasar una labor las deja con un sentimiento de culpa. Todo ello impulsa a una nueva búsqueda de placer que les haga sentir bien y continuar la procrastinación.

FALSA IDEA DE PRODUCTIVIDAD

Las personas suelen también postergar trabajos importantes por realizar pequeñas tareas para tener un sentimiento de productividad. Sin embargo, esas pequeñas actividades no cumplen con temas de relevancia, son cuestiones como acomodar el escritorio, almacenar archivos, etc. Cuando los trabajos que requieren grandes esfuerzos, y entregas prioritarias, no se realizan.

Este es un síntoma de que las personas son desorganizadas, que requieren adquirir técnicas para la administración del tiempo y habilidades en la productividad —tanto laboral como en casa.

Múltiples son las razones de la procrastinación; respuestas del inconsciente que nos evitan tareas gratas o no a nuestro gusto. Pero la postergación de actividades puede, también, ser signo de desórdenes psicológicos o una mezcla de ellos.

Condiciones como el trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH), los trastornos de ansiedad, depresión y otros cuadros suelen estar asociados a la conducta del procrastinador.

PROCRASTINACIÓN EMOCIONAL

En el ámbito de la vida emocional existen, igualmente, aquellos con la tendencia a no hacerse cargo de lo que les ocurre. Muchas veces por miedo a enfrentar emociones dolorosas o heridas del pasado, postergan la posibilidad de encontrar un recurso que les haga sentir mejor por miedo a que el proceso sea doloroso y/o desagradables. En estos casos se suele procrastinar acudir a terapia o pedir la atención de un profesional, aunque la condición emocional sea incómoda y sabiendo el costo para la salud y la vida.

PROCRASTINAR DAÑA LA AUTOESTIMA

El procrastinador crónico padece un síndrome que le resulta incontrolable, a menos que acuda con un profesional, y ello lo presenta a los demás como un irresponsable, una persona en quien no se puede confiar e incluso puede ser mentiroso a los ojos de la gente por poner los más diversos pretextos al no cumplir con sus obligaciones. Ello, a la larga mermará su autoestima y su autoconfianza, dificultando sus relaciones personales con los demás.

TIPS PARA EVITAR LA PROCRASTINACIÓN

  1. Dedicarse a tareas pequeñas. Las grandes tareas suelen abrumar al procrastinador, por ello es bueno dividirlas en pequeñas tareas más manejables y que permitan concentrarse en ellas fácilmente hasta concluirlas.
  2. Establecer plazos definidos. Llevar una agenda de actividades y establecer fechas y horas específicas para el cumplimiento de las tareas, puede motivar a su realización, así como a llevar un control de actividades y organización.
  3. Mejor terminar que hacerlo perfecto. Para quienes sienten la angustia de comenzar una tarea por miedo a no hacerla perfectamente, deberán trabajar con este mantra. Se deberá trabajar la voluntad para terminar una actividad sin el impulso de hacerlo a la perfección, especialmente aquellas tareas que no requieren este grado de exigencia.
  4. No pensar. Me refiero a no darle vueltas a las cosas, porque entre más se piensan los quehaceres pendientes, hay más posibilidades de toparnos con distorsión de los pensamientos. Ello nos lleva a sabotearnos y al final no hacer nada.
  5. ¡Manos a la obra! No hay otra forma de no procrastinar que hacerlo que tanto estamos intentando postergar. Hacerlo es la manera más rápida y efectiva de dejar de ser procrastinador.

Por supuesto hay quienes tienen una situación crónica y/o patológica que requerirán ayuda para vencer la problemática, para ellos una guía profesional será necesaria.

JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA

De Frente a la Vida |CONTIGO

 

Curso impartido por Jorge Domínguez.

 

La comprensión de sí mismo es un acto obligado. Tal y como aprendimos a caminar, a hablar, a comprender el entorno y su funcionamiento, así mismo es necesario comprender nuestras herramientas tanto con las que hemos nacido como aquellas que con el tiempo se han desarrollado y adquirido.

 

Conocer quién eres y como funcionas, te abre a una riqueza inimaginable para mantener tu mente, tus emociones y tus actos en congruencia, en un estado de salud continuo tanto emocional, físico y psicológico. Te convierte en una mejor versión de ti mismo y es ahí que radica tu fuerza vital.

 

Basar tu experiencia de vida y tu bienestar en la ignorancia de ti mismo te condena a los peores males de tu existir.

 

Es importante comprender que vivimos en el sótano lúgubre de una maravillosa y resplandeciente mansión. A la cual pocas veces, o tal vez nunca, hemos podido conocer sus jardines y sus extraordinarias habitaciones. Para tener acceso permanente a toda nuestra mansión, es primordial conocer nuestra ubicación y la existencia de nuestras capacidades.

 

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