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LA DEPRESIÓN EN LA MADRE, ¿CÓMO AFECTA AL HIJO?

Si la depresión es un peso muerto individual difícil de cargar para la persona que la padece, la depresión en el núcleo la familia es una situación aún más compleja porque ese peso no puede cargarse entre todos —no siempre se puede ayudar al otro a llevar la carga de la depresión— pero sí afecta a todos los miembros del sistema familiar.

Como podemos saber, la depresión va más allá de sentirse triste y nostálgico. Incluso la tristeza puede ser, o no, un síntoma de la depresión, no tiene que estar presente en todos los casos todo el tiempo. La depresión es más que sentirse triste: es un problema médico que debe tratarse lo más pronto posible.

Sus efectos son tan devastadores que comienzan a transformar la manera que las personas se sienten, para luego cambiar la forma en que piensan, incluso la forma en cómo se llevan con otras personas, las actividades que hace todos los días y la forma en que se ve la persona a sí misma.

La depresión es un trastorno mental frecuente que afecta a más de 350 millones de personas en el mundo

UN PROBLEMA MUNDIAL

Hablar de la depresión es importante porque, como muchas de las enfermedades mentales y emocionales, se encuentra estigmatizada y se cree que es un problema de “locos” al requerir atención psicológica y/o psiquiátrica. Motivo por el que muchos no se deciden a recibir atención de manera oportuna; sin embargo, la depresión es la principal causa mundial de discapacidad y contribuye de forma importante a la carga mundial de morbilidad, de acuerdo a informes de la Organización Mundial de la Salud.

“Dependiendo del número y de la intensidad de los síntomas, los episodios depresivos pueden clasificarse como leves, moderados o graves. Las personas con episodios depresivos leves tendrán alguna dificultad para seguir con sus actividades laborales y sociales habituales, aunque probablemente no las suspendan completamente. En cambio, durante un episodio depresivo grave es muy improbable que el paciente pueda mantener sus actividades sociales, laborales o domésticas si no es con grandes limitaciones”. (OMS, 2017)

 Algunos signos típicos de depresión son:

  • Siempre se siente triste, que nada tiene remedio o vacío.
  • Falta de interés en todos o algunos aspectos de la vida.
  • Incapacidad de disfrutar las actividades que alguna vez se gozaban.
  • Sube o pierde peso sin que usted quiera.
  • Está lento o inquieto.
  • Duerme mucho o muy poco.
  • Pérdida de energía, o cansancio.
  • Siente que usted no vale nada o se siente culpable por algo.
  • No se puede concentrar, o no puede recordar cosas o es difícil tomar decisiones.
  • Piensa en la muerte o en el suicidio.

Aunque hay que considerar que cada caso es diferente, estos síntomas se han de presentar por un mínimo de dos semanas continuas para requerir atención médica inmediata, y sólo el especialista en salud mental podrá diagnosticarla y darle correspondiente tratamiento.

De igual modo, muchas personas que sufren depresión podrían experimentar síntomas de ansiedad, alteraciones del sueño, sentimientos de culpa y baja autoestima, e incluso síntomas físicos sin aparente explicación médica.

No solo la persona con depresión sufre, también lo hace el resto de la familia, pues se altera toda la dinámica del hogar.

LAS MUJERES MÁS DEPRIMIDAS 

La OMS señala que la depresión afecta más a la mujer que al hombre. Un aspecto de gran relevancia, puesto que sobre ella aún hoy recaen, en gran parte de las sociedades actuales, el soporte elemental de la familia, así como el cuidado de los hijos.

Ya desde que da a luz, la mujer —como madre— queda expuesta a la depresión postparto, que de no ser tratada adecuadamente corre el riesgo de ser recurrente o de agravarse. Y además del riesgo propio de la madre deprimida, los hijos se verán afectados emocionalmente en diversos grados, además que la misma situación de la madre puede poner en riesgo la salud de los hijos.

Por ello es de suma importancia identificar los signos de la depresión en la madre y tratarlos oportunamente, pues su padecimiento será una condición con la que viva toda la familia, y que afectará la salud emocional de todos.

Los efectos que pueden producirse en el seno familiar cuando la madre sufre depresión, sobre todo en casos graves que la incapaciten, pueden ser caóticos para todos los miembros de la familia, especialmente para los hijos. Los hijos ignoran por qué ella está deprimida, por lo que creerán que hicieron algo mal; estas ideas equívocas aumentan el estrés emocional que pudieran sufrir ya ante los signos depresivos de la madre.

Así los hijos de madres deprimidas tienen hasta tres veces más posibilidades de presentar depresión. Además, la depresión en la madre puede tener otras consecuencias relevantes como un menor uso de prácticas de prevención de accidentes, atribuible a la distracción propia de la enfermedad, el insomnio, la pérdida de memoria, la abulia y apatía, etc.

Quien ve a su madre deprimida, sin ganas de vivir e incluso —en extremos— teniendo ideas o intentos suicidas, sufre doblemente con la situación y con un sentimiento de impotencia, pues desde su papel de hijo no puede hacer nada al respecto para cambiar el panorama que se vive en casa.

Y así como el hijo/a no puede dar atención y cuidado a su madre, tampoco el recibirá el mismo cuidado que si su madre estuviese sana. Disminuirá el tiempo que la madre le dedique, el tiempo compartido para juegos o actividades conjuntas será escaso, y la relación de madre/hijos cambiará al igual que la forma en que se dé la comunicación.

Si los niños viven en medio de este panorama, reaccionarán ante el mundo y el entorno de la misma manera de como lo hacen sus padres, de ahí que sea tan importante que toda la familia se someta a la ayuda de un profesional pues no solo el depresivo se está viendo afectado. 

Paradójicamente los niños pueden reproducir algunos comportamientos depresivos pero como una forma de manipulación, es decir, si ven que pueden sacar ganancias de un estado depresivo como el no ir a la escuela o que reciban regalos, por ejemplo, lo harán.

Lo más importante en la depresión, como cualquier otro padecimiento mental y emocional, es el diagnóstico temprano; lo que indicará el tratamiento a seguir. El especialista indicará el tratamiento que se adecué a las necesidades del paciente, ya tratamiento farmacológico o bien psicoterapia. Y tal como es recomendable tratar a quien padece depresión, se recomienda tratar a la familia pues no solo la persona enferma sufre.

Si has padecido síntomas que puedan ser de depresión de forma repetitiva hasta que afectan el desarrollo de tu vida cotidiana, recuerda que no estás solo y los profesionales de la terapia psicológica podemos ayudarte. Comunícate conmigo: JORGE DOMÍNGUEZ

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Recuerda que los artículos que aquí encuentras son meramente informativos y no sustituyen el tratamiento y consulta con un profesional de la salud emocional. Las decisiones relativas a la salud deben ser tomadas por un profesional, considerando las características únicas del paciente.

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