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Todo está mal y se va a poner peor. Una frase común en quienes tienen una personalidad catastrófica; alguien que siempre cree o imagina que ante determinadas situaciones siempre se dejará venir lo peor posible, aunque realmente no tenga motivos racionales para pensar así.  

Los pensamientos de este tipo de personalidades son inconscientes y, con frecuencia, incontrolables. Suelen nublar la visión, pues al centrarse en una única interpretación negativa de “la realidad” se pierde de vista posibles resultados favorables o positivos. Se ignoran las evidencias de que en el pasado no siempre fue malo o que, aún en la adversidad, pudieron afrontar la situación.  

Como consecuencia a este enfoque mental sobre lo terrible que puede pasar y la interpretación catastrófica, la mente reacciona a la preocupación con la producción de neurotransmisores como la adrenalina. Esto hace que el cuerpo se sienta alertado, se produzca estrés o ansiedad y la respuesta emocional sea aún más tensa. 

Pensamientos recurrentes  

Una personalidad catastrófica suele estar atrapada en este ciclo y padecer trastornos de ansiedad debido a ello. Asimismo, las personas que tienen pensamientos catastróficos buscan la confirmación de lo que piensan. Por ejemplo, un dolor de estómago simple lo consideran una posible enfermedad mortal y estarán buscando en internet sus síntomas para constatar que sí es una enfermedad mortal.  

Ciertamente, esos pensamientos catastróficos tienen probabilidad de suceder; pero esa probabilidad debe ser evaluada con objetividad y realismo. En el caso del ejemplo: sí, puede ser que la persona tenga una enfermedad grave, pero realmente los síntomas que cree tener podrían ser de cualquier otro padecimiento y no necesariamente algo mortal. Lo más sensato sería visitar al médico y obtener un diagnóstico adecuado. 

No obstante, el pensamiento catastrófico suele estar activo constantemente y, aunque tuviera un diagnóstico alentador, quien tiene una personalidad catastrófica podría llegar a pensar: tal vez el médico se equivocó y realmente sí tengo una enfermedad mortal. Así es el proceso al que pueden llegar los pensamientos obsesivos en este tipo de personalidades.  

Las personas con esta inclinación sólo prestan atención a ese posible resultado terrible y se niegan a ver otras alternativas igualmente probables; en cambio se presionan gratuitamente, se generan miedo y ansiedad innecesariamente. 

¿Qué hacer si tengo una personalidad catastrófica? 

Muchos de estos pensamientos son síntoma de otras condiciones emocionales o mentales, son producto de distorsiones cognitivas difíciles de identificar sin la guía de un profesional. Sí, lo ideal es acudir a quien pueda llevarnos por un proceso cognitivo conductual para desactivar este tipo de pensamientos.  

  • Este proceso ayuda a identificar los pensamientos automático catastróficos y brinda herramientas para afrontarlos con eficacia. De esta forma, se puede lograr mayor flexibilidad de los pensamientos, es decir que lo que pensamos no tenga un único enfoque estacionado en lo peor que puede pasar, sino que sea capaz de visualizar alternativas.  
  • Durante la psicoterapia se logrará identificar esas posibilidades alternativas en situaciones que generan emociones intensas y comienzan los pensamientos distorsionados. Ello podrá ayudar a relacionar con lo que se piensa y con lo que se siente de una forma más realista. Por ejemplo, el temor de enfrentar una enfermedad grave y la idea de que se tiene una enfermedad grave.  
  • Una guía terapéutica ayudará a evaluar las habilidades para responder a los acontecimientos temidos, basándose en las capacidades de quien tiene una personalidad catastrófica y en las evidencias que se tienen de cómo lo se ha enfrentado en el pasado.  
  • Algo muy importante para controlar los pensamientos catastróficos es trabajar conscientemente en permanecer en el presente en vez de vivir el futuro de una forma alterada y con ansiedad. Una cosa es prever el futuro con acciones concretas y otra sólo pensarlo desde la suposición y el miedo.  

Mientras se cuenta con apoyo de la psicoterapia, se puede trabajar en hacer conscientes los pensamientos catastróficos posibles y cuestionarlos. Pregúntate: ¿estoy cien por ciento seguro o segura que esto va a pasar? ¿Estoy totalmente segura o seguro que las consecuencias, si sucede, serán terribles? ¿Qué ha sucedido previamente o cómo lo he enfrentado antes? Esto ayudará a ver de forma más objetiva la situación y atender a las alternativas menos catastróficas, evitando así las posibilidades de estrés y ansiedad.  

 

JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA 

De Frente a la Vida |CONTIGO

 

Curso impartido por Jorge Domínguez.

 

La comprensión de sí mismo es un acto obligado. Tal y como aprendimos a caminar, a hablar, a comprender el entorno y su funcionamiento, así mismo es necesario comprender nuestras herramientas tanto con las que hemos nacido como aquellas que con el tiempo se han desarrollado y adquirido.

 

Conocer quién eres y como funcionas, te abre a una riqueza inimaginable para mantener tu mente, tus emociones y tus actos en congruencia, en un estado de salud continuo tanto emocional, físico y psicológico. Te convierte en una mejor versión de ti mismo y es ahí que radica tu fuerza vital.

 

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Es importante comprender que vivimos en el sótano lúgubre de una maravillosa y resplandeciente mansión. A la cual pocas veces, o tal vez nunca, hemos podido conocer sus jardines y sus extraordinarias habitaciones. Para tener acceso permanente a toda nuestra mansión, es primordial conocer nuestra ubicación y la existencia de nuestras capacidades.

 

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