Hacer ejercicios para mejorar tu inteligencia emocional te permitirá potencializar tus habilidades en la socialización, el establecimiento de relaciones personales e incluso en tu productividad laboral. Por ello te propongo estos cuatro ejercicios para lograrlo.

 

1. Conócete: escribe lo que sientes

La inteligencia emocional busca la correcta gestión de emociones, por lo que el primer paso para hacerlo sería identificar lo que sentimos. Pero, difícilmente se puede lograr si no nos conocemos a nosotros mismos.

Para conocernos a nosotros mismos es prudente observarnos (sin obsesionarnos), ir identificando qué sentimos, qué nos motiva, cómo actuamos ante ciertas circunstancias. Tener una perspectiva de ello será la forma en que podremos comprendernos, así que lo ideal es escribirlo.

Escribe tus sentimientos, tus emociones, pensamientos y creencias, tus deseos y preocupaciones; hazlo describiendo las situaciones que las detonan en tu vida. Esto te ayudará a ser más consciente de cómo eres y cómo actúas en determinados momentos; a futuro podrás prever tu situación y gestionarás correctamente tus emociones.

2. La rueda de la vida 

Con esta técnica podrás darte cuenta qué tan equilibrada está tu vida en las diversas áreas; si te sientes satisfecha o quisieras mejorar alguna área en específico. Te permitirá analizar si tu vida es como la quieres o estás cumpliendo expectativas ajenas; lo que pudiera estar afectando tu vida emocional.

Sigue estas instrucciones:

• Traza un círculo en un papel.
• Divide el círculo en las áreas que consideres importantes en tu vida (al dividir el triángulo te resultarán diversos triángulos, cada uno deberá tener un área de la vida).
• En cada triángulo que representa las áreas de tu vida puntúa del 1 al 10. El 10 representa el máximo de satisfacción, el cero es la insatisfacción. Entonces, pregúntate ¿qué tan satisfecho me siento en cada área de tu vida?
• Ahora podrás analizar cómo va tu vida y qué áreas de tu vida son más satisfactorias y las menos. Qué áreas están mejor y en cuáles debes trabajar.
• Ahora que lo sabes es momento de pasar a la acción y mejorar tu vida.

3. Aprende del lenguaje no verbal

Con frecuencia nos dejamos llevar por lo que escuchamos e interpretamos, pero no damos pausa a analizar si aquello que oímos es auténtico y reaccionamos a lo escuchado. Sin embargo, sería mejor junto con las palabras, tener una escucha activa que tome en cuenta el lenguaje corporal.

Dedica tiempo a aprender el lenguaje no verbal de las personas a través de la observación. Sin perder la atención a lo que te dicen, procura dedicar algunos minutos de tus interacciones con otros a analizar la forma en que su cuerpo se expresa, el tono de su voz, su mirada, etc.

Ahora podrás saber que, si una persona te dice que está bien, su lenguaje corporal lo constatará o no, por ejemplo.

4. Automotivación 

Es importante mantenernos motivados para lograr nuestros objetivos, y te permite sacar lo mejor de ti. Para practicar la automotivación, puedes hacer este ejercicio:

Anota las cosas que te gustan en una columna, anota en otra aquellas que no te gustan. Elige, de lo que te gusta, qué componentes negativos posee a la hora de hacerlo y luego pasa a la acción para ver cómo te sientes. A continuación, efectúa lo mismo en sentido contrario, analizando aspectos positivos de algo que no te gusta hacer y pasa también a la acción. El propósito es observar que el pensamiento sobre una tarea determinada a ejecutar es lo que conduce a nuestra propia motivación.

5. Practica conversaciones

La inteligencia emocional fundamenta habilidades como la asertividad, el poder expresar lo que sentimos sin miedo y sin culpa, con absoluta libertad pero sin pasar sobre los derechos de otros. Esto no siempre es sencillo, con frecuencia nos limita el juicio ajeno, el miedo y la baja autoestima.

Para habilitarte en la manifestación de tus emociones, practica conversaciones expresando lo que sientes, y lo que quieres obtener de tu contraparte. Procura no ser ni pasiva ni agresiva y equilibrar con técnicas de asertividad.

 JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA